!OLVÍDATE DE VIAJAR AHORA QUE TIENES HIJ@S!

Pocos mitos me molestan más que este en particular. Durante un periodo tan bonito como es la gestación de un hijo, o bien cuando tu retoño está contigo, siempre hay alguien que suelta un «olvídate de viajar ahora que tienes hijos«. Como si los niños vinieran con una restricción aduanera, por no levantar más de un palmo del suelo.

Ante tal comentario si has sido viajero, puede ser que te reafirmes en eso de….«si ya sabía yo, que tenía que haber esperado más». También puede ocurrir que ese sueño aventurero que tenías en mente de recorrer un país exótico, acabe aquí con un » bueno ahora ya para cuando crezcan» .

Realmente estos comentarios en la mayoría de los casos no están comprobados por quienes los dicen. Simplemente son automatismos que se trasmiten como gotas de mercurio.

¿Viajar con niños?

Ahí esta la cuestión, que con los hijos, llegan un montón de incertidumbres, miedos y un estado de alerta similar al de los tsunamis. Así que, si eres novato en esto, te encuentras a la expectativa de lo que el «nuevo» trae bajo el brazo y encima te avisan con la «frasecita».

!Pues apaga y vámonos!…. No seré yo quien ponga a prueba la sabiduría popular. !No con mi hijo!

Y si ya estas experimentado en esto de criar y todavía no has viajado con tus hijos, una de dos, o no te interesa, cosa que es coherente o ya tienes la «frase» bien interiorizada sin ganas de enfrentarla.

Barrio árabe de Singapur

¿Pero de dónde viene tal afirmación?

Como antes mencionaba, me atrevería a decir que pocos de los que afirman tal mito, hablan con conocimiento de causa.

Alrededor del binomio VIAJES:NIÑOS, nos encontramos un montón de mitos que pueden poner en alerta al primer intrépido que planeé una aventura familiar.

Pero una frase con estas dos palabras «chirrían» tanto por dos motivos. Principalmente en su forma de entenderlos.

  • Viajar, como un acto puramente hedonista. Donde uno va a disfrutar al máximo del tiempo libre, tirarse a la bartola y poder leer un libro tranquilamente.
  • Niños, esos hermosos «monstruitos» que nos demandan constantemente, se aburren con facilidad y no nos dejan disfrutar de esa novela que tenemos en la mesita, desde hace una eternidad.

Desde luego visto así, son dos palabras bastante antagónicas. Pero como todo en esta vida, ni es blanco ni es negro. Sino que hay un montón de grises.

!Viajar es mucho más! Es conocer, empaparse de culturas, vivir otras realidades, transmitir valores, disfrutar de lo cotidiano, de un día sin obligaciones…. y si en todo ello, involucras a tus hijos, entonces es tener tiempo de calidad con los tuyos, forjar aventureros, generar felicidad y momentos únicos, crecer y aprender juntos, diluir prejuicios…

!Y los niños, niños son! En el momento que los tienes, toda cambia. Ya no hay el mismo tiempo para ti, ni para tus aficiones. Todo es más cansado…….hasta la rutina.

Pero como todo lo relacionado con los niños, en nuestro caminar a su lado, vamos aprendiendo a cada paso, a cada nueva experiencia, a cada nuevo reto. Y viajar es uno más.

Las catedrales (Ribadeo)

El arte de viajar en familia.

Viajar con niños no es igual, que cuando poníamos un dedo sobre el mapa y ya estaba el destino elegido. Pero tampoco es viajar con unas limitaciones más estresantes que el mero hecho de ser padre. Simplemente es un arte que se aprende.

Y se aprende lanzándose a la aventura. Obvio que controlamos más factores e intentamos buscar más información, preguntamos más, dudamos más, pero son cuestiones que no van impresas en el viaje sino que nos vienen de serie con nuestra nueva etapa de crianza.

Desmitificando el dichoso binomio.

Vamos a sacar a la palestra algunos de los mitos y consejos que tan amablemente nos ofrecen nuestros conocidos y familiares. Muchas veces sin pedirlos. Y minimizar esa presión a la que uno se enfrenta cuando quiere simplemente, viajar en familia.

Viajar con niños es muy caro.

A esta creencia que es bastante popular hay que darle un redoble de tambores. Curiosamente uno de los mercados más boyantes es el dedicado a la infancia, sobretodo a los primeros años.

Cada día los niños parece que necesitan más y más artilugios para crecer y nosotras de ellos para criar. Y sin embargo seguimos pensando que viajar es caro.

Gastar en experiencias y no en cosas, es el mayor regalo que le podemos dar a nuestros hijos. Los viajes tienen un coste, pero el valor que aportan no puede compararse con nada material. Ningún viaje se puede ver como un gasto sino como una inversión en nosotros, la familia.

!Total, si no se va a acordar!

Es cierto que un bebe o un niño menor de 5 años no tiene unos recuerdos lo suficientemente elaborados como para poder narrar aquello que vivió o experimentó. ¿Pero es tan importante que sea capaz de recordarlo? Lo fundamental es el tiempo juntos que pasamos haciendo algo que nos aportan momentos de felicidad.

Puestos así, podríamos pensar que ¿para qué llevarlos al parque o celebrar su cumpleaños? ! Si total no se van a acordar! . Sin embargo, la realidad es que esos acontecimientos construyen la base de su desarrollo… y viajar también.

Tam Coc (Vietnam)

¿Y si se pone malo, tan lejos?

Cuando salimos de nuestra rutina y nos vamos a viajar, lo habitual es pasar mucho más tiempo al aire libre, en la calle, o en plena naturaleza. No nos vamos a la otra parte del mundo para meternos en un centro comercial o en un cine. Lugares donde se multiplican los virus y andan a sus anchas. Por lo general estamos más tiempo en contacto con aire más puro.

Cierto es que accidentes puede haber en todos lados. Y una sanidad que no conocemos junto con un lenguaje desconocido nos pone un poco más en alerta. Por eso un buen seguro médico, será el mejor compañero, al viajar con niños. Además piensa que niños hay en todos los rincones del planeta.

Tampoco es cuestión de meterse en la selva amazónica o enfrentarse de cara con el évola. Pero siempre hay zonas aptas para el riesgo, con el que cada familia se sienta cómoda.

Ahora es muy bebé, ya cuando crezca.

Todas las edades tienen sus cuestiones especiales. Pero desde luego esperar a que crezcan no tiene mucha lógica. Los bebes son fáciles para viajar, si están con lactancia aun más, duermen mucho, todavía no deciden casi nada, se les puede portear y es super cómodo, no pagan entradas ni asiento en los transportes… Y el tema de todo el kit de supervivencia, sillita, minicuna, pañales, trona de viaje y demás es solo cuestión de práctica e ingenio. !No necesitan casi nada!

Una vez pasan los primeros meses de vida, donde su sistema inmune todavía es bastantes vulnerable. Hay un montón de países que no necesitan más vacunas que las habituales.

Phuket (Thailandia)

!Es agotador viajar con niños!

La verdad que cansado es un rato…. sobretodo si tenemos una agenda bien cargada de «cosas que ver en tal sitio«. Tener demasiadas expectativas y querer abarcar más de la cuenta, al final solo hace que nos frustremos.

!Estamos de viaje! sin obligaciones … practiquemos el slow travel. Todos queremos ver y conocer pero es necesario disfrutar también. Que para eso hemos venido, lo difícil es asumir lo nosotros, los adultos.

Los niños se aburren con facilidad.

Para nosotros es mucho más complicado entretener a Soona cuando estamos en el mismo parque, con los mismos juguetes, e inmersos en una rutina. Su demanda aumenta en esas situaciones.

Pero si cada día es una nueva experiencia, una habitación que descubrir, un parque diferente que explorar, nuevas caras que observar, probar sabores extraños y subir en transportes poco comunes. ¿Cuando se aburren?

Niños y adultos y personas en general tenemos diferentes gustos e intereses. Lo importante es que haya cabida para todos ellos.

Museo de arte (Laos)

El mundo es peligroso.

Sí, sobretodo si lo observamos desde nuestra casa a través del televisor. Confieso que a mí, me da terror muchas veces ver las noticias. Y me pone a pensar ¿Porque se nos fijan mejor los acontecimientos negativos?

La realidad es que tal afirmación es muy ambiciosa. Como tampoco diríamos el mundo es super seguro. Hay situaciones peligrosas, momentos de inestabilidad política, guerras…. sí, eso sí.

Pero día a día se dan más acontecimientos » buenos», «altruistas», «colaborativos»...que nos pasan desapercibidos. Sin embargo cuando viajamos esos acontecimientos se magnifican y eso nos hacer tomar otra perspectiva del viaje.

Y estarás pensando. Pero yo hablo de probabilidad. ¿No me dirás, qué no es más probable que te ocurran cosas «malas» allí que aquí? Puede ser.

Pero no me parece un impedimento para viajar. La realidad es que, también hay más probabilidad de accidentes en coche que en avión y sin embargo todo el mundo va en coche. ¿No crees?

Los trayectos largos no los soporta.

La verdad que un …. «¿Cuanto falta para llegar?» elevado al cuadrado es muy cansino. Al igual que las miradas asesinas del compañero de viaje que tienes al lado, si el bebé no ha parado de llorar.

Pero el foco en estas situaciones está en nosotros. !Nos molesta, la verdad! Así que hagamos un trabajo de control de emociones y respiremos hondo…muy hondo.

Cierto es, que hay niños que se marean más, otros son más inquietos, más nerviosos, no todos somo iguales. Pero al final es una cuestión de práctica, distracción y algunos consejos, como acortar los trayectos largos, viajes nocturnos, juegos y más juegos. Otra vez la práctica hace al maestro.

¿Y qué va a comer por ahí?

El comedor del templo hindú es genial

No conozco un lugar donde no haya podido comprar, fruta verdura, arroz, pan, leche y galletas. Además en todos los supermercados hay siempre una sección de comida para bebes, sin tener que irse a la gran capital.

Los niños te sorprenden cuando introducimos alimentos nuevos en forma de juego. Y si estos platos se cocinan previamente en casa, a modo «exploración del país a visitar», se puede obtener muy buena predisposición.

Desde luego la comida no puede estar contemplada como un freno para viajar. Si vamos poco tiempo, puede ser que el paladar tarde en acostumbrase a algún sabor especial, y te veas repitiendo el mismo plato unos cuantos días. !Sin estrés! En casa se volverá a la normalidad.

Si se emprende un viaje largo, es un momento ideal para ir probando un motón de sabores y descubriendo que otros gustos también son aceptados.

La planificación me supera, no tengo tiempo.

Sabemos que es difícil encontrar algo de tiempo extra, para poder planificar una aventura familiar. Sobretodo si no queremos invertir el tiempo libre que tenemos en buscar vuelos, información sobre el país y datos puramente logísticos.

Aveces también necesitamos de una tribu que nos acompañe e inspire en el proceso de arrancar hacia nuestro sueño. O compartir el propio viaje para sentirse más arropados.

Afortunadamente en la era digital que vivimos, estas tareas se simplifican. Y resulta más fácil de lo que pensamos, si tenemos una ayuda adecuada, vivir nuestra gran aventura familiar. Y así poder ocuparnos de lo que realmente nos importa.

Lo más importante que siempre hemos vivido en todos los viajes con nuestra hija, ha sido poder compartir con ella un mundo que nos apasiona y que nos hace sentirnos vivos. Generamos momentos de auténtica felicidad, cuando viajamos.

Además compartir tanto tiempo juntos en sus primeros años de vida es el mejor regalo que le podemos hacer y que creemos ella necesita.

¿Y a ti que mito que paraliza más?

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